La visita a Brasil ha sido una experiencia maravillosa. Gracias a Leila Tardivo (nuestra anfitriona) y a su equipo, no hemos parado de ver rincones y de hacer contactos con los que plantear nuevos proyectos.
Sao Paulo es una ciudad de contrastes. La recomendación que me dieron fue, por resumir, que no saliera mucho por mi cuenta a la calle, o que lo hiciera siempre por zonas acompañadas y de día. Hice caso a medias, porque ¿cuándo voy a tener otra oportunidad como ésta? Así que salí a conocer un poco -muy poco, porque esto es enorme- del entorno.
El parque de Ibirapuera tiene un poco de todo: pulmón verde, monumentos y algunos edificios singulares, como un auditorio firmado por Niemeyer. A una distancia apreciable -pero asumible a pie- nos encontramos con la Avenida Paulista, donde es posible encontrar DE TODO (así, en mayúsculas), incluyendo algunas librerías gigantescas, de las que ya no se ven demasiado en España.
La visita a las librerías me ha permitido hacer un cribado de qué hay publicado en Brasil sobre las IAA. Aunque no soy especialmente bueno con el portugués, me he propuesto leer lo que he encontrado. Espero poder hacer un comentario de estos libros más adelante.
Todo ha sido tan intenso que no he podido hacer demasiadas fotos. Me quedo para el recuerdo los helicópteros aterrizando en la azotea de los edificios más altos, los atascos -que son eternos- y la buena recepción del curso. Tengo que buscar una foto, a ver si logro que me la manden, para ver que reunimos a unas 30 personas interesadas en el tema.
Espero que éste sea el principio de una larga colaboración. A ver qué nos depara el futuro.